a Celina, Pere Rovira, Pere Pena, Lorenzo Plana, Txema Martínez, Josep
Maria Nogueras y Josep M. Rodríguez: giraréis en mis noches.
Extraías de un trozo de papel
negras lunas brillantes que buscaban
su eje de rotación, para arañar
su son de esferas planas, pitagóricas.
Aquel círculo hipnótico
abría un blando pozo hecho temblor:
un deslizante pasadizo al mito.
En el surco, un galope
de trompetas de piedra, saxos ebrios
devorando serpientes, contrabajo
subidos por las lianas de los árboles,
pianos deshaciéndose en la lluvia.
Ondeaba una voz
con su seda manchada
como bandera que en el viento crece.
O bien, sonaba rota, aguardientosa,
exhibiendo, sangrante, sus jirones.
Lo negro crepitaba
en la más alta hoguera y, con lo negro,
también tu juventud, tu dicha triste.
Aunque os invada el polvo y seáis polvo,
aunque hagan trizas vuestra luna en sombras,
aunque os nieguen espacio en que rotar,
giraréis en mis noches, viejos discos,
marea enfebrecida en que lo oscuro
y misterioso de la vida ardía.
( De Libro de los elementos, Visor, Madrid, 2004)
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