martes, 14 de junio de 2011

Giacomo Leopardi († 14 de junio de 1837)

A sí mismo

Ahora descansarás por siempre,
mi cansado corazón. Murió el postrer engaño
que eterno yo creí. Murió. Bien siento
en nosotros de los amados engaños
no sólo la esperanza sino el deseo extinto.
Reposa para siempre. Bastante
has palpitado. No valen cosa alguna
tus impulsos, ni es digna de suspiros
la tierra. Amargura y hastío
es la vida, no otra cosa; y fango es el mundo.
Tranquilízate. Desespera
por última vez. El hado a los humanos
sólo les dio el morir. Despréciate ya a ti
y a la naturaleza, y el indigno
poder que, oculto, impera sobre el mal común,
y la infinita vanidad de todo.

(trad. de Antonio Colinas, en 
Cantos. Pensamientos, Barcelona, Galaxia Gutenberg, 2006)

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