viernes, 13 de mayo de 2011

"La caja negra", según el crítico literario y poeta Francisco Díaz de Castro

Pocos poetas hay en las últimas promociones con la voz propia que Josep M. Rodríguez (1976) muestra desde hace tiempo y que le ha valido figurar en varias antologías. Si Frío (2002) justificaba las expectativas de sus entregas primerizas, La caja negra muestra una voz ya consolidada que parte del realismo para indagar en lo más secreto de la conciencia, como sugiere el título y confirman los poemas: “Vivir es abrazar oscuridades: / de lo que no sabemos a lo que no sabemos, / desde una lejanía hasta otra lejanía. / Todo es inaccesible” (“Ecuación”).

Rápida y reflexiva a un tiempo, la inteligencia poética nos lleva directamente de la observación a sus efectos, enfriando la emoción y precipitándola a la vez desde un dramatismo contenido que intensifica los hallazgos y que abre puertas enigmáticas. La reserva sentimental evita lo accesorio, y abundan las comparaciones sorprendentes (“Humo antiguo de fábrica, / intestino que creces y al crecer / te retuerces y elevas...”) y las formulaciones sugerentes y atinadas: “El sol nos reconcilia con la muerte”, “En mi frente se arruga la mañana”. Visionario en poemas como “Frío”, observador sensitivo (“Tiro una piedra al agua / y el estanque es un árbol recién cortado”), Josep M. Rodríguez acusa recibo cierto de la realidad común y, al tiempo, entre lo memorable y lo intrincado, revela sus influjos –Vinyoli, Ungaretti, Pizarnik...– y busca aventurarse más allá: “Sólo la oscuridad es transparencia”.

El cultural del diario El mundo, 9 de diciembre de 2004.

1 comentario:

  1. Vuelvo a colgar la entrada de ayer, borrada por los señores de Blogger muy amablemente...

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